Por Raquel Talamantes
Coach Ejecutiva | Creadora de la Metodología R-T Liderazgo Consciente™
Durante décadas, la autoridad ha sido la base del liderazgo tradicional.
Tener autoridad significaba dirigir, y dirigir parecía suficiente para avanzar.
Pero la autoridad tiene un límite claro:
genera obediencia, no compromiso.
En entornos de alta exigencia, el compromiso no se puede forzar.
Se inspira.
Y ahí es donde la influencia empieza a tomar el lugar que la autoridad no puede sostener.
Autoridad: orden sin profundidad
La autoridad organiza, establece normas y mantiene estructura.
Es útil para dar velocidad inmediata, pero rara vez desarrolla criterio.
Cuando un equipo actúa solo desde la instrucción, avanza… pero no crece.
Influencia: claridad que moviliza
La influencia no necesita imponerse.
Se construye desde dentro:
desde la claridad con la que decides,
desde la coherencia con la que actúas,
desde el equilibrio con el que respondes.
Cuando la influencia está presente, el equipo no espera órdenes:
comprende el marco, entiende las prioridades y actúa con iniciativa.
La responsabilidad se comparte.
La mirada se amplía.
El liderazgo se expande.
De dirigir tareas a activar pensamiento
El liderazgo que se apoya en la autoridad coordina acciones.
El liderazgo que se apoya en la influencia desarrolla autonomía.
Es el paso que diferencia a quienes gestionan personas
de quienes elevan talento.
La influencia transforma porque no nace del rol,
sino del nivel interno de liderazgo.
Cuando la influencia sustituye a la autoridad
El liderazgo deja de ser una función y se convierte en una presencia.
Una presencia que orienta sin imponer,
que acompasa sin controlar,
que guía desde la solidez interna y no desde la presión externa.
✨ La autoridad marca un cargo.
La influencia marca una diferencia.
¿Desde dónde quieres liderar tus próximos desafíos?
— Artículo inspirado en la Metodología R-T Liderazgo Consciente™
Consciencia · Coherencia · Equilibrio
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