Vivimos en una época donde parece que todo el mundo busca su propósito.
Lo leemos, lo escuchamos, lo perseguimos… como si estuviera escondido en algún lugar fuera de nosotras y nosotros.
Pero el propósito no se encuentra; se recuerda.
Está ahí, silencioso, esperando que hagamos pausa, que miremos hacia adentro y que volvamos a escuchar aquello que alguna vez nos movió profundamente.
El propósito se revela cuando hay coherencia entre lo que pensamos, sentimos y hacemos.
Cuando dejamos de vivir en automático y empezamos a actuar desde lo que realmente tiene sentido.
Desde mi mirada, vivir con propósito no significa tener todas las respuestas,
sino hacerte las preguntas correctas:
-
¿Qué impacto quiero generar?
-
¿Qué me da energía y plenitud?
-
¿Qué puedo aportar al mundo desde mi autenticidad?
Cuando una persona o un equipo se conecta con su propósito, cambia la forma en que trabaja, comunica y lidera.
Ya no se trata solo de cumplir objetivos, sino de dar sentido a cada acción.
✨ El propósito no es una meta; es una dirección.
Y recordarlo es el primer paso para vivir con intención, confianza y plenitud.
¿Qué parte de ti estás lista o listo para recordar hoy?
Añadir comentario
Comentarios